Podría deciros que no dormí sintiéndome culpable, pero mentiría, me dormi al instante y desperté rara, lánguida y más viva que nunca.
No quería pensar en lo sucedido, pero nada más ver esa mirada en el desayuno decidí que iba a vivirlo, no había otra opción, pensé en la cola de los cafés.
-te gusta con mucha leche
La misma sensación de siempre que ese hombre andaba cerca, me recorrió la columna y erizó todo el vello de mi cuerpo.
- me gusta
Más tarde ya en la piscina lo primero que hice fue ubicarle justo enfrente, lo segundo provocar sus miradas...
Mi marido bajó de la habitación y había olvidado la crema, por lo que tuve que subir.
Antes de que se cerrarán las puertas apareció él, no se si por imposición divina o haciendo caso a mi llamada, pero nada más cerrarse la puerta se coloco detrás de mí. Había más gente en el ascensor pero yo solo era capaz de sentir la dureza de su polla en mi culo, la presión de sus manos en mis caderas, pegándome más a su bulto.
Faltaba un piso cuando las puertas se cerraron, dejándonos solos.
- Has notado como me pones?
Su mano ya subía entre mis muslos, sus dedos apartaban mi braga y sin miramientos me penetró con dos...
- tus jueguitos en la tumbona te han mojado, o ha sido mi polla en tu culo?
Apenas pude jadear separando mis muslos para facilitar su tarea. Su boca mordió mi nuca, su lengua lamió mi cuello
- correte que llegamos, puede haber gente y no pienso sacar mis dedos sin tu corrida
Volvió a morderme, metio los dedos obligándome a ponerme de puntillas y me corrí sin camuflar mi alarido.
Andaba por la moqueta, en el pasillo tras él, se paró ante la puerta de su habitación, me agarró de la mano y me metió dentro, cerró la puerta y girandome de cara a la puerta, subió mi vestido y oí el elástico de su bañador, luego apartó mi braga, tiró de mis caderas y me penetró hasta el fondo.
Aullé como una posesa al ritmo de sus caderas, salía casi por completo haciéndome lloriquear, solo para volverse a clavar hasta el fondo, sin prisas, pero con dureza. Sacó mis tetas por arriba y las pegaba a la puerta cada vez que taladraba una y otra vez mi coño, mordía mi cuello, lamia mi nuca y yo me corrí de nuevo como una perra...su perra ya
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