martes, 28 de marzo de 2023

Difuminandote

 Te fuiste difuminando,

Centímetro a centímetro,

ibas desapareciendo

                    entre el dolor,

Aún cuesta aceptar

    la perdida de lo amado,

Pedacitos de ti

   borrandose de mi mundo

a golpe de decepción, 

Nos deformas,

     sin posibilidad

                 de redención


viernes, 24 de marzo de 2023

Silencio


Quizás no había que encontrar el secreto,

Ni darse por perdida,

Quizás tuve elección a quedarme envuelta en el silencio,

Cuando estuve al borde de todos mis abismos,

Pero elegí rendirme a ti

y ponerme de rodillas

     y a tus pies...

              necesariamente

        Tan tuya

Deberiamos...


Deberíamos haber sabido

que el invierno es más crudo en las noches frías,

con el alma llena de arañazos,

debi intuir la primavera

  y sus nuevos brotes, precediendo a un verano de calor...

Pero se hizo noche en un nosotros,

demasiado frío,

demasiado lejos

y sin piel bajo las uñas

Poesia

 Me gustas

        Cuando eres

                   verso libre

   


   Y me da igual

que seas rima

  asonante o consonante

Me gustas

         de estribillo,

Te quiero

        Como anáfora

Para versar(te)

            una y otra vez

Porque eres toda mi poesía

Alas

Cuando la felicidad estaba ligada a un cuerpo que nunca estaba,

    A unos labios sin palabras,

A unos brazos que jamás abrazaban...


Cuando se perdió la cordura, por amar ese amor que movía el mundo bajo los pies...


Cuando aún no había caído la venda y el amor tenía alas...


jueves, 23 de marzo de 2023

Un dia

 Amaré tu fugaz luz SIEMPRE, incluso cuando no me ilumine,


Desearé SIEMPRE tu felicidad aunque me llene de sombras,


Y si algún día un recuerdo me lleva a tu mente,

Recuerda que un día te amé

    como nadie,

            como nunca,

                   como SIEMPRE...

domingo, 19 de marzo de 2023

(R)MIRAME!!!

Me despertó el ruido de la lluvia, golpeando el cristal de las ventanas, casi no había pegado ojo en toda la noche, y solo llevaba durmiendo una hora, desde que mi marido se había ido a trabajar, pensé mirando el reloj del móvil. Entonces desperté de golpe, al recordar toda la ropa tendida en el patio, que ya debía estar más que seca, pero ahora empezaría a mojarse. Aparté la ropa de cama, y pensé que aun podía salvarla, ya que estaban todos los uniformes de mi marido.

A esas horas, nadie iba a estar mirando. Me dije, saliendo a recoger la ropa tan solo con la camiseta con la que dormía, y mis braguitas.

Las gotas aún no habían mojado ni el suelo, ni la ropa, empecé a quitarla del tendedero, lanzándolas al cesto con prisa, notando como empezaba a llover más fuerte. Había colocado el cesto bajo una mesa, por lo que toda la ropa que echaba dentro, se salvaba del agua que empezaba a caer con fuerza, empapándome por completo, haciendo que mi camiseta de verano se pegara mi cuerpo. Cogí las últimas prendas ya demasiado mojadas, y me dispuse a colgarlas enfrente, bajo un toldito, donde tenía un tenderete de esos de acordeón, más pequeño que usaba para emergencias.

Mientras tendía, le sentí por primera vez. Y digo le sentí, porque fue solo eso una sensación, algo que no sabes descifrar, esa sensación de que alguien te observa, pero miré y no vi nada.

Seguí tendiendo y finalmente tras echar un último vistazo, cogí el cesto, pero de repente noté la tela pegada a mi cuerpo y en un acto de total irresponsabilidad y casi locura, dejé el cesto en el suelo, me quité la camiseta, para después girarme hacia la pared y tenderla junto al resto de la ropa, con una sonrisa malvada. No había ningún vecino asomado a las siete de la mañana, acababa de comprobarlo. Además era una gozada sentir la lluvia resbalar por mi torso desnudo, mientras regresaba dentro, sin prisas. Hasta noté como el agua fría endurecía mis pezones y antes de entrar, me quedé unos segundos parada bajo la lluvia, empapándome de ella, pero sobre todo disfrutando de esa agradable sensación, junto con el morbo de hacer algo “irreverente”.

Una vez dentro me puse mi albornoz aun sonriendo, y sequé mi piel de repente caliente, notando el cosquilleo de la excitación entre mis piernas. Me encantaba esa sensación previa a la masturbación, el saberte cachonda, el saberte caliente, ese desear más, ese subir más alto para bajar luego de golpe. Me tumbé en mi cama, desbroché el albornoz y con ambas manos empecé a estimular mis pezones ya duros desde la ducha de lluvia, notando como a la vez que los pellizcaba y daba tironcitos, el placer repercutía entre mis piernas, subiendo el calor de mi sexo, haciendo que este mojará aún más mis bragas de lo que las había mojado ya la lluvia...

Pronto una de mis manos abandonó un pezón, y fue bajando por mi torso, acariciando mi ombligo, llegando al elástico, colándose bajo la tela húmeda, buscando el foco de calor entre los labios de mi sexo, para explorar mi vulva, mis dedos ya ansiosos recorrían mi rajita empapada de jugos, en busca de ese montículo palpitante para rodearlo, estimularlo. Primero con desidia, para ir profundizando sintiendo la tensión de mis muslos, de mi cuerpo concentrando toda su energía en el placer que se avecinaba...pero hoy quería más, y dejé el otro pezón, para unir mi mano izquierda a la fiesta que había entre mis piernas, busqué la entrada principal y me hundí con dos dedos, sintiéndome, abriéndome, separando ambos dedos sin moverlos en el fondo de mi vagina, suspiré, apoyé los talones en la cama y busqué más profundidad con mis caderas, cerré los dedos y salí a medias solo para volver a incrustarme con más fuerza, hasta el fondo. Suspiré y aceleré, mis caderas, los dedos que me follaban, los que estimulan mi clítoris...jadeé sintiéndolo crecer en mi interior, notando como llegaba...mordí mis labios cuando se hizo insoportable y mi cuerpo estalló mojando mis dedos mientras me corría.entre mis dedos y mi sexo. Me apoyé más en la pared, cerré los ojos y aparté la tela a un lado, abandonándome a la necesidad de calmar el deseo.

No tardé en temblar bajo mis dedos, conocedores de mi coño, mordiendo mi labio y aun así seguía caliente, volví a mirar sin ver nada, mientras hundía mis dedos en mi vagina, una y otra vez, buscando con el pulgar aumentar el placer, que no tardó en volver a hacer acto de presencia, llevándome a un nuevo orgasmo.

Volví más pronto de mis cosas, aun así como esperaba y en el fondo deseaba de nuevo tenia misiva en el buzón.

“ha vuelto a ser un espectáculo verte gozar y hacerlo contigo, aunque hubiera preferido ver mejor tu coño, tus preciosas tetas... hoy parecías más cohibida, demasiado preocupada cuando no deberías estarlo, a esas horas nunca hay nadie, solo yo te miro brujita, solo yo disfruto de tus pajas. Mañana, ¿vas a enseñarme tu coño y tus tetas? Me encantaría verlas mientras imagino que mi semen baña tu cuerpo en vez de mi mano.”

Joder ese tío me ponía a mil y no pude evitar al día siguiente de nuevo, volver al mismo sitio, a la misma hora, pero esta vez dejé mi camiseta y opté por ponerme un bata corta, la cual abrí mientras me tocaba. Me excitaba exhibirme para “él”, me ponía cachondísima el peligro de que alguien más pudiera verme, y ese día me corrí tres veces. Volví casa a media mañana buscando como si fuera una droga en el buzón mi carta.

“Hoy ha sido espectacular, ni te imaginas como me he corrido viendo esas tetas y tu coño bruja, como he imaginado bañándote de semen, mientras mi polla temblaba en mi mano, no sabes cómo me gustaría hacerlo si me lo permitieras. Si mañana tendieras ropa donde siempre lo haces, si llenaras los hilos de sábanas y te colocarás entre ellas, casi al final, desnuda para mí, esperando que bañara tu cuerpo con mi semen...”—Vengo a por lo mío, quiero polla, quiero que me des tu semen –le dije de un tirón

Él se quedó mirándome unos segundos y luego sonrió antes de decir:

—Ya era hora bruja, creí que no ibas subir nunca –su voz ronca me puso a mil y se hizo a un lado para que entrara

Mis braguitas se empaparon al oírle, él cerró la puerta cuando entré, me miró como si fuera devorarme, mientras yo deseaba que lo hiciera.

—Ven bruja, tómala –dijo sacando su polla del pantalón

Y allí mismo, tras la puerta, aferré esa polla perfecta, caliente, ya dura y sin dejar de mirarla empecé a meneársela.

— ¿Te gusta? –pregunto excitado, mirándome a los ojos

—Mucho –le dije mirando sus labios entre los pelillos blancos de su barba

— ¿Puedo quitarte la camiseta bruja?

—Si –le dije asintiendo

—Sabía que no lo llevarías, que traerías tus preciosas tetas libres. He deseado acariciarlas desde el día que te mudaste, desde que te vi subiendo esas pesadas cajas, con las mejillas coloradas y me saludaste, con esa dulce sonrisa que ilumina tus ojazos. Deseé arrancar esa caja de tus manos, y llevarte a rastras a mi cueva. He deseado esto desde ese día bruja. –dijo, tan solo rozando el contorno de mis pechos.

—Nunca note nada, siempre parecías tan absorto... –gemí cuando sus dedos bordearon mis pezones ya duros

—Si bruja, absorto pensando en la necesidad de hacerte mía


—Siempre tan centrado y concentrado, tan controlado...

—Centrado en no perder los papeles, concentrándome para mantenerme alejado de tu cuerpo, intentando controlar el deseo de poseerte... –su voz me hechizaba, sus dedos ahora me acercaban al nirvana.

Temblaba de deseo, sintiéndole palpitar en mi mano, masturbándole lentamente, sin querer que cesaran nunca esas sensaciones que me estaban volviendo loca.

—Ahora por fin estas aquí, pero voy a necesitarlo todo, necesito que seas consciente de ello. Porque si no estás dispuesta al todo, prefiero que acabe antes de empezar.

—Quiero esto, quiero quedarme Jaime, quiero ser tuya.

Y entonces él frenó mi mano, la agarró junto con la otra y me llevó por el pasillo casi idéntico al mío, me llevó a su habitación y allí ante su cama me quitó el pantalón y me tumbó en el centro.

Cerré los ojos cuando sus manos agarrón mis tobillos y levantando una de mis piernas empezó a besar mi pie, a lamer mis dedos...

—No cierres los ojos, quiero verte, quiero disfrutarte mientras te como.

Dios, no podía estar más cachonda, sus manos, sus labios y su lengua, recorrieron cada centímetro de mi piel, saltándose el rincón que más caricias deseaba, mi coño necesitaba urgentemente su atención.

—Pídelo bruja, dime que deseas

—Cómeme, Jaime. Necesito correrme...

Y Jaime me devoró, primero hizo arder mis entrañas con sus dedos, luego sus labios subieron un poco más la temperatura, los pelillos de su barba me hacían cosquillas, me excitaban aun mas y finalmente su lengua liberó la tensión creada, haciéndome correr como no lo había hecho jamás, retorciéndome en esa cama, que olía a él, a deseo, a pasión, a sexo...lamió hasta la última gota que abandono mi cuerpo, y cuando mi cuerpo se calmó, su boca abandonó mi coño dejándolo huérfano, pero creando un nuevo camino de fuego desde mi pubis, pasando por mi ombligo, subiendo por mi torso y parándose a jugar con mis pezones, con sus labios y sus dedos, con su lengua, para terminar mordiéndolos, dando tironcitos, volviendo a encender otra hoguera entre mis piernas. Mientras su polla dura rozaba mi muslo y su glande dejaba la humedad que confirmaba su propia excitación.

—Necesito follarte, bruja

—Hazlo Jaime, fóllame –pedí

Entonces se recolocó entre mis muslos, metió sus grandes manos bajo mi culo, y subió este a sus muslos, mientras me agarraba de las caderas acercándome a su falo.

— ¿Quieres polla, bruja?

No contesté, apoyé mis pies en la parte de atrás de sus pantorrillas ya que él estaba arrodillado entre mis piernas, y elevé las caderas, su glande se deslizó entre los pliegues de mi vulva, tiró de mí y entró lentamente, haciendo que su polla rozara las paredes de mi vagina, clavándome, atrayéndome, abriéndome, llenándome...matándome de un placer exquisito.

— ¡Abre los ojos!Y le miré mientras me corría antes incluso, de que llegara al final.

—Así brujita, córrete con mi polla, es toda para ti –dijo quedándose quieto, mientras los espasmos de mi orgasmo estrujaban su falo

Se inclinó ligeramente, agarrándose a la parte de arriba del cabecero mientras me corría, y cuando empezaba a bajar de la nube a la que me había subido el orgasmo, dijo:

—Ahora voy a follarte bruja, apenas he podido moverme mientras te corrías, porque no hubiera sido capaz de parar, quiero llenar ese coñito caliente y hambriento de semen, ¿vas a dejarme? –preguntó, empezando a moverse dentro de mi

Aun no podía hablar, y mi cuerpo pedía más, mis piernas se entrelazaban detrás de su culo, mi coño apretaba esa polla que volvía matarme de placer, y en ese momento solo quería que siguiera, que me follara a reventar...

—No pares Jaime, no dejes de follarme...te necesito...no pares –suplicaba a medida que sus arremetidas eran más salvajes, más profundas...

No sé cuántas, no sé el tiempo, ni el ritmo, mi cuerpo sudaba, temblaba y ambos jadeábamos en ese camino sin vuelta atrás.

—Voy a correrme bruja, voy correrme –jadeó hundiéndose una y otra vez

Y oír su placer mientras me follaba a reventar buscando su liberación, hizo que mi cuerpo volviera explosionar bajó el suyo.

—Yo también me corro, no pares, fóllame; así, más, más

Y mientras me corría, noté el calor de su corrida, profundamente, chapoteando, mezclándose con la mía.

Se tumbó a mi lado y su mano acarició mi pubis distraídamente sin opción pero con mimo, mientras intentábamos volver a respirar con normalidad.

—Cómeme bruja –pidió tan solo diez minutos después

— ¿Ya? –sorprendida por la tan temprana petición tras su orgasmo

—Ya brujita, llevo demasiado tiempo esperándote, no quiero esperar más.

Y más que gustosa me arrodillé a su lado, dispuesta a venerar esa polla que tanto placer me había dado.

Empecé a besar sus muslos, sus ingles y sus pelotas antes de llegar a su polla, que sabía a ambos, y eso lejos de desagradarme como solía pasar, me estaba volviendo loca ahora, porque todo había empezado a parecerle enloquecedor en Jaime, su olor, su sabor, su voz, su polla, sus manos, su manera de follarme...

Su mano acariciaba mi espalda, e iba bajando por mi culo, apretándolo, acariciándolo a medida que yo iba bajando, clavándome su polla hasta la garganta, mientras masajeaba sus huevos, disfrutando de sus gemidos, notando sus dedos colándose en mi rajita, recorriéndola, empapándose de nuestros orgasmos anteriores, empezando a chapotear en mi interior, haciendo que creciera mi hambre, que mi boca devorara esa polla con gula, mientras sus dedos ya me follaban sin piedad.

Cuando ambos estábamos totalmente enloquecidos dándonos placer mutuo, disfrutando salvajemente, gimiendo como posesos, dio un alarido y sacó sus dedos de mi coño encharcado, se agarró la polla apartándola de mi boca, presionando con fuerza, vi como sus nudillos se ponían blancos por la presión ejercida y sus jadeos incontrolados me decían que estaba al límite. Le quería así, quería su semen, quería saborearle y mi boca busco sus dedos, los lamí glotona, notando también mi sabor en ellos, chupeteándolos, entonces él los apartó ligeramente de su falo y los metió en mi boca, para que los succionara, mirándonos con deseo.

—Joder bruja, como me pones

—Quiero tu corrida –le dije, dejando sus dedos para volver a su mástil palpitante

—Pues no pares cielo, no dejes de chuparme –dijo clavando de nuevo sus dedos en mi coño

Un minuto después, noté el temblor de sus muslos, bajé llenándome de él y con un suspiro quedo, empezó correrse en mi garganta, en mi boca...y mientras tragaba, lamia e intentaba no dejar escapar una sola gota fuera de mi boca, y volví a correrme.

Me estiré sentándome sobre mis pantorrillas, aun de rodillas a su lado, pero él tiro de mi atrayéndome a su pecho, buscó mi boca y morreo la mía, relamiéndome.

—Sabes a mí, a ti, a sexo, a mi bruja.

Cuando más tarde, bajé en el ascensor de vuelta a casa, tuve la certeza de que acababa de crearse un punto de inflexión en mi vida, desde el que a partir de ese momento y pasara lo que pasara ya habría un antes y un después de que Jaime entrara en mi vida.




sábado, 18 de marzo de 2023

Tú, que haces que el mar sangre,

                Que llore la lluvia,

Qué se vuelvan opacas las estrellas...

Tu, que construyes castillos fortificados,

    de amores efímeros,

disfrazados de para siempres

                   y de un nunca jamás...

Tu, que crees morir de amor todos los días...

Terminaras postrando(te) ante ángeles caídos,

simplemente porqué un día

               ni reconociste el amor

                                Ni supiste amar


lunes, 13 de marzo de 2023

FRIO


Un día creí que a tu lado nunca sentiría frio...

Me abandone al corazón sin pensar en el alma...

Hoy te dejo incluso más de lo que me llevo siendo mucho.

Me balanceo entre tantos recuerdos que jamás sucedieron que ya tuve suficiente,

Siempre hay que saber irse de donde nunca

FLORECER


Recuerdo cada instante que llenaste de música y poesía, 

Esos momentos que nos creíamos eternos...

Palpitabas tan dentro que mi alma florecia primaveras

y el invierno ardia en ese

                            nosotros...

Nos faltó tiempo

y nos sobraron ausencias

TINTA


Ya no espero tatuar tu alma,

Ni un te amo o un te quiero disfrazado de besos y caricias al amanecer,

Ya no no espero ser herida, ni curar antiguas...

Y aún así siempre serás madrugada y

El motivo de todas mis mañanas, 

Mis deseos y mis ganas...

miércoles, 8 de marzo de 2023

HACERTE MAR

 Guardo mi playa

      en tu habitación,

esperando

       a que te hagas mar

y mojes mi orilla

          con tu oleaje


ENCADENADA A TI

 Contigo soy

                    tan LIBRE,

    tan YO,

                      tan MÍA...

Que puedo vivir encadenada a ti,

        tan tuya...

y disfrutar de este deseo

                   tan de NOSOTROS


CIERRO LOS OJOS

Pienso en ti

y a pesar de saber

que nunca fuiste

             ni serás mío,

cierro los ojos y veo el mar,

aspiro el aroma de tu piel,

              respiro tu aliento...

He pasado media vida sin contigo

  y aún sin tenerte a mi lado pasaré la otra media

         sintiendote amor.



martes, 7 de marzo de 2023

(R)EL LOBO FEROZ



 Laura mi amiga no paraba de hablar mientras yo me retorcía relajada en la cama tras una larga siesta.


     Era sábado y ya se acaban las vacaciones. Me alegre de haberme dejado convencer por mi amiga para pasar una semana en la casa que sus padres habían alquilado para sus vacaciones en un cercano pueblo de la capital. Allí habíamos cargado pilas, habíamos pasado los días de playa y las noches de terracitas.


          -¿Cenamos donde ayer? -me preguntó entusiasta-


           -Bien –contesté pensando en invitarla a ella y a sus padres en agradecimiento por su hospitalidad-


     Me costó convencerlos, pero pagué la cuenta y dejando a sus padres con unos amigos fuimos a despedirnos del grupito de amigos de Laura que se habían convertido en los míos esos días.


     Estábamos tomando unos refrescos cuando vimos a los vecinos de la casa de al lado; entre Laura y un par de chicas más me pusieron al tanto de las habladurías de esa pareja y su vida sexual.


     Se decía por allí que daban fiestecitas “especiales” en su casa, que colindaba con la que habían alquilado los padres de Laura. Me extrañó lo que oía ya que no me daban el perfil, se les veía una pareja de mediana edad de lo más normal y en mi fuero interno pensaba que esas parejas eran, digamos que distintas a la pareja que cenaba tranquilamente en la terraza.


     Pasé el resto de la noche sin quitarme a la pareja de la cabeza y observándolos de vez en cuando hasta que un ratito antes que nosotros se fueron. Una horita después nos fuimos nosotras; quedando con algunos en vernos en la ciudad algún día para salir.


     No tenía sueño y salí al balcón a leer un ratito mientras Laura chateaba con un amigo en la habitación.


     Estaba enfrascada en la lectura mientras de soslayo echaba alguna mirada al lado donde la pareja de antes mantenía las luces exteriores encendidas aunque no se veía a nadie.


     Oí el ruido de un coche llegando y pensé que serían los padres de Laura pero el coche se detuvo frente a la casa de al lado. Se abrió la barrera y el coche paró en el sendero, por un acto reflejo apagué la luz y me quedé a oscuras viendo como un hombre bajaba del coche, y el marido salía a recibirle. En vez de entrar en la casa siguieron el pequeño senderito hacia la terraza delantera mientras la puerta automática se cerraba.


     Ambos se sentaron en la terracita oculta a la vista de la gente de la calle por la pared forrada de vegetación, solo desde mi balcón se podía ver las figuras de esos hombres sentados charlando con tranquilidad.


     Entonces vi salir a la esposa con una bandeja, pero mi mayor sorpresa fue su atuendo, esta llevaba un vestido negro cortísimo y muy ajustado que dejaba a la vista cada generosa curva de su cuerpo, en una madurez esplendida.


     Lo siguiente que llamó mi atención fue que esta sin prestar atención a su marido se dirigió al otro hombre y le sirvió con ceremonia, mientras este sin mirarla siguió charlando sin prestarle la más mínima atención, casi con grosería ya que ella se quedó quieta a su lado.                                                 


     Alucinada vi como el marido le hablaba y sin poder oír desde donde estaba nada solo me quedaba estudiar las reacciones para imaginar que se estarían diciendo.


     A continuación la mujer se arrodilló ante el marido y vi flipada como él le ponía lo que parecía ser un collar al cuello del que se veía colgar una correa.


     Me removí incrédula y excitada en mi silla sin poder apartar la mirada del trio, viendo como el marido le pasaba el extremo de la correa al otro hombre que tirando de ella hizo que la mujer a cuatro patas se acercara a él; separó las piernas para que esta tras unas palabras hurgara en su pantalón.


     Suspiré al imaginar lo que venía a continuación, porque aunque no pudiera distinguirlo sabía que le estaba sacando la polla, para a continuación empezar a lamérsela, mientras el hombre se relajaba en la silla ante la atenta mirada del marido que no perdía detalle de la mamada de su mujer a otro hombre.Noté la humedad entre mis piernas mientras la mujer subía y bajaba la cabeza sin descanso a la que supuse se tragaba toda la tranca de ese hombre. Sin apenas ser consciente metí la mano bajo mi short y bajo mi braguita encontrándome con mi encharcado sexo, empecé a acariciarme mientras les miraba oculta en las sombras del balcón.


     Estaba muy excitada mirando a hurtadillas, sentía como se aproximaba mi orgasmo, fantaseando incluso que era mi boca la que subía y bajaba por ese falo anónimo. Presioné mi clítoris inflamado y el orgasmo estalló con fuerza mientras me mordía los labios para no delatarme ante ellos y que no me oyera tampoco Laura.


     No dejé de frotar mi clítoris entre dos dedos viendo como el hombre sin soltar la correa daba tironcitos acercándola más, entonces subió la cabeza y pude ver su cara mientras supuse se corría y yo volví a correrme al tiempo que reconocía esa cara.


     Mi cuerpo temblaba tras el tremendo orgasmo, mientras procesaba el descubrimiento en mi mente nublada aun por el placer. Mientras lo asimilaba todo, la mujer se incorporó limpiándose la boca con la mano mientras él le pasaba la correa a su marido y esté levantándose la hacía recorrer la terraza a cuatro patas tras él, ambos seguidos de cerca por el otro.


     Pasé toda la noche pensando en lo que estaría sucediendo en esa casa, alucinada por quien era el hombre.


     No podía contarle nada a Laura, me sentía avergonzada por expiar y por excitarme, sobre todo después de saber quién era el hombre.


     Me guardé para mí todas las sensaciones de esa noche, pensé en eso hasta el mismo instante en el que llegué a mi trabajo el lunes.


     Había temido ese momento aun sabiendo que no podía evitar encontrarme con “El”, porque ese hombre que llenaba mi mente desde el sábado era nada más y nada menos que uno de mis compañeros de trabajo.


     Al llegar le vi salir y dirigirse a una de las mesas cerca de la mía, hablaba con mi compañera y luego al pasar ante mí me saludó como hacia siempre, con voz templada y fría, con un simple “buenos días señorita Suarez”.


          -Buenos días señor Ros –contesté evitando mirar-Antes apenas había reparado en él aunque llevaba allí desde siempre, nunca participaba en nada fuera de la empresa y dentro de ella no es que tampoco fuera muy amigable, aunque he de decir que en su trabajo era un fuera de serie y conseguía siendo el enlace entre los de arriba y los de abajo pasar desapercibido por ambos.


     Pasaron los días y lejos de olvidar lo sucedido cada vez que le veía volvía a revivir las escenas que vi esa noche a escondidas.


     Contra toda lógica empecé a obsesionarme con ese hombre de más de cincuenta, que nunca había mirado dos veces anteriormente, vigilando todos sus movimientos, incluso un par de veces me pilló mirándole.


     Unos días después habíamos quedado los compañeros para cenar y tomar algo en el local que siempre frecuentábamos.


     Cenamos y a medianoche entrabamos en el local y para mi sorpresa dando un vistazo al sitio le vi en la barra.


     No quería decírselo a las otras, quería disfrutar a solas de su presencia.


     Me sentí rara toda la noche, él no se acercó pero fui consciente de su presencia toda noche y esta se convirtió en un secreto entre los dos ya que él no salió de entre las sombras, en las que pensé que se habría cobijado siempre.


     Pasaron un par de desquiciantes horas antes de que me decidiera a dar un paso hacia adelante, me levanté y me acerqué a la barra supuestamente a pedir una bebida, pero realmente quería acercarme a él.


          -Hola señorita Suarez, creí que no iba a acercarse en toda la noche -Tampoco usted lo ha hecho -dije pensando en si habría venido aposta-


          -Te estaba esperando, no quería alternar con las demás


          -¿Y conmigo si?


          -Si


          -¿Porque yo?


          -Espero que me digas que ha cambiado desde que volviste de tus vacaciones -soltó sin más-


          -No sé de qué me habla –le dije avergonzada-


          -Los dos sabemos de qué hablo y por ello espero que vuelvas a tu sitio, que disfrutes de la noche y cuando ellas se vayan les digas que te quedas porque has visto a unas amigas y vas a tomarte la última. –su voz era tan convincente…-


          -¿Por qué piensa que haré lo que me pide?


          -Vuelve con ellas y piensa en ello. Estas preciosa con ese vestidito, con el pareces una niña buena y me hace pensar mil maneras de corromperte –dijo mientras me giraba para irme-


      Llegué a mi sitio sintiendo arder mi cuerpo, con las rodillas temblando y tan excitada como siempre que él entraba en mi mente desde esa noche en la que todo cambió.


     Media hora después les dije a mis amigas exactamente lo que me había dicho, sentía demasiada curiosidad por todo lo que rodeaba a ese oscuro hombre.


     Cuando llegué a su lado me pasó un vaso, le di un trago y descubrí que era lo que había estado bebiendo toda la noche; el detalle me gustó.


          -¿Vas a decírmelo?-preguntó mientras yo daba un trago-


          -No pasó nada


     Terminó su bebida en silencio y esperó a que yo terminara la mía.


          -Vamos te llevo a casa –dijo levantándose-


     Le seguí por el atestado local hasta la calle, él daba grandes zancadas lo que me obligaba a andar muy deprisa. Nos alejamos de la puerta y de la gente; entonces paré.


          -Lía no voy a comerte, llevas toda la noche mirándome como si fuera el lobo feroz y solo voy a dejarte en casita.


     Le seguí hasta el coche; durante todo el camino ninguno de los dos hablo, ni siquiera me pidió donde vivía, pero algo más de quince minutos después paró ante mi portal.


          -Te vi el sábado noche. ¿Era eso lo que tú también creías?-le dije sin poder contenerme más-


          -Sí, supe que algo te pasaba el primer día, que estabas rarísima conmigo y entonces indagué donde habías pasado las vacaciones, así supe que estabas en la casa de al lado…


          -Veo que haces los deberes -dije sorprendida por la rapidez con la que se había movido-


          -Ahora que ya está todo claro y sabes de que va la cosa, creo que lo más inteligente que puedes hacer en estos momentos es irte a casita, allí estarás a salvo del lobo feroz.


     Me bajé del coche sin despedirme y fui hacia el portal, sus palabras danzaban en mi cabeza, me paré unos segundos, para mirar cómo estaba fuera apoyado en la puerta de la que yo había salido.


     En ese instante sentí la certeza que iba a arrepentirme si volvía a la seguridad de mi casa, cuando todo mi ser vibraba de curiosidad y excitación.


      Volví al coche y parándome a unos centímetros de él le dije:


          -¿Qué pasaría si no quisiera quedarme?-Que te meterías de lleno en la guarida del lobo y allí se juega según sus reglas. Lía por más que te desee no lo hago de la manera que tu esperas, no quiero hacerte el amor, quiero follarte, quiero poseer tu cuerpo a mi manera y no tengo claro que vayas a poder llevarlo y menos que vaya a gustarte.


          -¿Eso no tendría que decidirlo yo?


     Me miró de arriba abajo y asintió dándome la razón, entonces disfrutando de la sorpresa en su cara entré de nuevo en su coche. Él se quedó unos segundos quieto y luego dando la vuelta entró y puso el coche en marcha.


     Al llegar casi al centro, paró ante un edificio antiguo totalmente restaurado. Aparcó casi enfrente, colocó una tarjeta ante el volante y bajó, esta vez sí me abrió la puerta.


     Le seguí a la entrada, al ascensor y a la puerta de su casa. Me abrió y encendiendo la luz me hizo pasar primero.


     Un pequeño distribuidor y entramos en el enorme salón donde lo que más destacaba eran las cristaleras desde las que se veían todas las luces de la calle y los antiguos edificios del centro y una enorme chimenea.


          -Tienes una vista espectacular –dije girándome y pillándolo por sorpresa mirándome concienzudamente-


          -Verdaderamente –dijo sin referirse a las vistas exteriores-


     Se me erizó el vello al notar que seguía mirando sin disimulo, sus ojos resbalaron por mi cuerpo endureciéndome hasta los pezones ante la intensidad de su mirada.


          -Lo que más me gusta de ti Lía es que ni siquiera eres consciente de lo apetecible que eres para mí.


     Dos zancadas, y su nariz rozaba la mía, notaba su respiración, su olor invadía mis sentidos y me derretía ante la intensidad con la que sentía todo al lado de ese hombre al que hacía tiempo conocía sin conocer de verdad.


          -Necesito saber ahora hasta donde estas dispuesta a llegar con esto –dijo pasando dos dedos por mis labios-


     Suspiré cuando sus dedos siguieron por mi barbilla, bajaron con lentitud por mi cuello…


          -Tengo miedo al dolor –le dije recordando a la mujer del collar-


          -No puedo prometerte que no te duela, pero si puedo asegurarte que ese dolor solo será el preludio del placer. No te hare daño Lía, tienes que confiar en mi para que esto funcione, necesito que pongas tu cuerpo en mis manos, a cambio prometo proporcionarte todo el placer que seas capaz de sentir sin causarte más dolor del que seas capaz de soportar. ¿Tu curiosidad es suficiente para probar?


          -Si


          -Ven conmigo –dijo sin tocarme-


     Le seguí por el pasillo con mil sensaciones recorriendo mi cuerpo, su aspereza y despego me excitaba más que si me hubiera sobado y besado. Estaba gestionando el polvo de manera tan diferente a lo que estaba acostumbrada que me mataba de ansia y curiosidad.


     Llegamos al dormitorio, donde otro ventanal dejaba entrar las luces de la calle y alumbraba en penumbras la habitación cálida en la que solo había una cama, una mesita y un enorme sillón en el que se sentó.


          -Desnúdate Lía –exigió sin rastro de emoción en su voz-


     Los dedos me temblaban cuando metí las manos bajo mi corto vestido y arrastré las medias, me descalcé sintiéndome torpe, luego bajé la cremallera de mi vestido y dejé que este cayera a mis pies, quedándome ante el en ropa interior. Sentí el calor del suelo radiante bajo mis pies mientras esperaba su siguiente movimiento.


     Su oscura mirada recorría mi cuerpo excitándome ante la soberbia que había en su voz.


          -Todo Lía, no veo que estés desnuda


     Cuando llevé mis dedos al cierre del sujetador dijo:


          -Date la vueltaMe puse de espaldas a él, desabroché el sujetador y me lo quite, aun sintiendo su mirada me relajaba no ver sus ojos hambrientos y feroces. Tras el sujetador me quité las bragas y me quedé quieta.


          -No te muevas –espetó-


     Le oí moverse por la habitación mientras yo frente a la cristalera miraba sin ver nada.


          -Túmbate en la cama Lía


     De espaldas a él anduve hacia la cama y me tumbé como había pedido, temblaba ligeramente por la anticipación y los nervios.


     Su silueta se hizo más visible a medida que se acercaba a la cama, vi que se había quitado la camisa y solo llevaba un pantalón negro suelto, sin traje no parecía el señor adusto que veía día tras días en el trabajo.


          -Esto es un flogger y quiero estimular tu preciosa piel con sus colas –dijo enseñándome un látigo de cuero con muchas colas-


     Debí poner cara de “eso tiene que doler” por qué dijo:


          -No te asustes, atesora las sensaciones y relájate –dijo justo antes de descargar las colas del látigo-


     Más que doler noté escozor, calor y una sensación hasta entonces desconocida. Dejó las colas rozando mi piel roja moviéndolas provocándome ahora un cosquilleo agradable justo antes de volver a golpear esta vez con más fuerza. La sensación fue confusa, dolor, calor, escozor y de nuevo todo se diluía con ese cosquilleo raro. Golpeo enérgicamente pero sin dureza tres veces más.


     El último y más fuerte me hizo gimotear de dolor y luego ronronear de placer con el cosquilleo caliente por mi piel enrojecida.


          -Buena chica, lo estás haciendo muy bien –dijo arrastrando las palabras con cadencia-


     Entonces enredó las colas del látigo por mis pezones, que dolían de lo duro que estaban; volví a ronronear, levantó la mano y zas… el dolor me sorprendió agudo y punzante sobre mis pechos. Crucé los brazos protegiéndome mientras gemía ¿de dolor?


          -No te puedes mover Lía, quita los brazos –dijo con voz áspera y hosca- eso no deja que el dolor fluya, relájate pequeña –sentenció suavizando la voz-


     Descrucé los brazos y me preparé para el siguiente, aguanté el dolor, el escozor y de nuevo esa extraña sensación que me dejaba sin aliento, así fue hasta golpear también cinco veces mis pechos.


          -Realmente espectaculares –dijo mirando con pasión mis tetas-


     Me excitaron sus palabras y su voz ronca de deseo, pero nada me había preparado para sentir su lengua plana lamer mis doloridos pezones, todo mi cuerpo se tensó y absorbió ese placer acentuado mil veces tras los latigazos. Mientras temblaba y mi sexo se encharcaba de placer recordé sus palabras “el dolor solo será el preludio del placer”. Dios mío que razón tenía pensé al sentir lo mismo cuando lamió mi otro pezón, el calor húmedo de esa suave y caliente lengua hacia que me retorciera como una posesa.


          -Te atreves a sentir los mismo en tu sexo? -me estaba pidiendo que dejara que me atizara allí-


     Quería mas de eso, necesitaba más pensé mientras asentía con la cabeza sin poder hablar mirando su lengua lamer mis pezones.


          -Abre las piernas –dijo colocándose al otro lado de la cama-


     Flexionó mis piernas, separó mis rodillas y miró mi sexo unos segundos antes de coger el látigo.se iba a jugar con alguna más experimentada que yo y por eso tenía tanta prisa por deshacerse de mí.


          -Lía me voy por trabajo, no volveré hasta el martes –dijo subiendo mi cara con dos dedos en mi barbilla intuyendo lo que estaba pensado-


          -No tienes que…


          -No tengo que darte explicaciones lo sé y por eso quiero dártelas, lo de anoche estuvo bien, fue un muy buen principio


     Suspiré recordando el látigo y esa sensación que recorría mi cuerpo desde los dedos de los pies hasta mi pelo.


          -Vamos te dejare en casita de camino


     Cuando paró ante mi casa salí del coche y anduve como la noche anterior unos pasos antes de oír su voz:


          -Lía ven aquí


     Volví sobre mis pasos y me paré frente a él, tiró de mí y me beso apasionadamente hasta que me temblaron las rodillas, jadeé sin respiración cuando el corto el beso igual de rápido que lo había empezado.


          -Nunca había llevado a nadie a mi casa y me gusto tenerte allí… ¿volverás el martes cuando salgas del trabajo?


          -Si –contesté sobre sus labios, orgullosa de haber sido la primera que llevaba a su guarida-


     Me di la vuelta y el me dio una palmada en el trasero, anduve satisfecha sintiendo su oscura mirada en mi espalda, contando las horas que faltaban para estar de nuevo a sus órdenes, cumpliendo cada uno de sus deseos para obtener el placer que solo él me proporcionaba, porque sabia que esto solo acaba de empezar…


lunes, 6 de marzo de 2023

DESVISTIENDO AMANECERES


 Desvistiendo el atardecer sobre tu piel

        para querer(te) a besos,

   para amar(te) a caricias

y dejar que la noche

      envuelva esté deseo

que enciende mis lunas

   y arde entre mis piernas

sábado, 4 de marzo de 2023

PUZLE


Solo soy un puzle de un montón de pedazitos,

          Y tu mi pieza central,

La llave

      que abre todos

               mis candados...

viernes, 3 de marzo de 2023

TODO

Todo lo que se de volar sin alas, 

lo aprendí de ti, contigo

                           y en tu cielo...

Todo lo que se hoy de mi,

             lo aprendí esos días...

jueves, 2 de marzo de 2023

(R)RECUERDOS IMPERFECTOS



Hoy quiero que vengas conmigo a esa casita. ¿Recuerdas cuando te la ofrecí para que fuera tu refugio, para que en ella pudieras olvidarte del mundo?

Ven conmigo a esa casita junto al mar, en medio de ese esplendido pinar, donde lo único que se oye es el sonido del mar, las olas lamiendo a lo lejos la orilla, mientras tú descansas, mientras recompones tus pedazos.

Llegaste anoche con las indicaciones que te envié, recogiste la llave que enterré para ti en un macetero junto a una de las ventanitas y seguiste las indicaciones que dejé para ti en los post-it que había organizado para tu primer tour por la casita de nuestros sueños.

1º Te encuentras el primer post.it pegado en la puerta y lees “entra, espero que te guste la casita.” Entras en una estancia única que es un salón y al final en un rincón una barra tras la que hay una pequeña cocina, en la que ves otro papelito brillante

2º “Vas bien veo que has llegado a la nevera, la he llenado para ti, deja tu ordenador en el salón, el resto súbelo arriba, en la buhardilla está la habitación.

3º Al final de la escalera encuentras este “espero que te guste, he dejado algunas cosas mías en el armario, pero hay espacio suficiente para lo que hayas traído”

Y al girarte ves el cuatro pegado al cabecero de la cama

4º “Me encantó la cama, espero que descanses hasta que venga, pero también espero que me eches de menos. Me muero por sentirte, por estar ahí contigo, por abrazarte, por disfrutarte...”

Dejas tus cosas, estas como en una nube, te sientes etéreo mientras regresas al salón y enchufes tu portátil, tras colocarlo sobre la mesa donde has encontrado el quinto

5º Mira por esa ventana tras abrirla, enciende tu ordenador, siente un segundo y escucha el sonido del mar cariño... ¿crees que hay un sitio mejor para escribir? Sé que vas sacar lo mejor de ti, confió en ti, sé que eres el mejor y solo eso te mereces. Pero hora no, ahora quiero que salgas y te empapes de los alrededores, que vivas mi tierra, que respires la sal...

Mientras yo te imagino, me vuelve loca el tiempo que parece no correr, deseo estar ahí contigo y te imagino por fin tan cerca y necesito tanto tocarte amor...Tras tu paseo vuelves y te preparas algo rápido para cenar, lo haces frente a tu portátil, junto a la ventana abierta, por donde entra la brisa húmeda, que ya has empezado a disfrutar, esa noche tus dedos vuelan libres sobre el teclado, son más de las tres cuando subes la escalera, cuando dejas que la única prenda que cubre tu piel caiga a tu pies y te estiras en la cama, viendo como las finas cortinas blancas oscilan dejando pasar la brisa que enfría tu piel caliente mientras el sueño poco a poco vence a tu mente cargada de promesas.

Llego temprano, nerviosa y sonrió al ver un post-it pegado a la puerta.

1º suelta todo ahí mismo y ven corriendo a la playa, no puedo esperar más, recuerda que me debes algo y espero impaciente que cumplas tu parte

Mientras dejo mis cosas y recorro el caminito hasta la playa recuerdo como entre bromas hablamos un dia y me dijiste que nunca habías follado en el mar y sé que te refieres a eso.

Recorro descalza el camino del pinar hasta la orilla y te veo salir del agua cuando me ves, lo primero que pienso es que las fotos no te hacen justicia, en ellas no se capta el brillo de tus ojos color miel, cuando como hora recorren mi cuerpo mientras te acercas.

—Hola cielo, has tardado mucho, llevo mucho tiempo esperándote –dices acercándote, mientras mi cuerpo tiembla al sentir tu cercanía

— ¿Llevas mucho esperándome? –repito como una idiota, casi tartamudeando

—sí, llevo esperándote toda mi vida cariño. ¿No merezco un besito al menos por la espera?

Y sin darme tiempo a reaccionar bajas la cabeza, eres mucho más alto de lo que pareces en las fotos, tu boca busca la mía y tus labios rozan los míos por primera vez, mientras tu lengua los entreabre y se cuela en mi boca, para dejar atrás lo que tenía ese beso de simple reconocimiento para convertir eso en un festín para los sentidos. Nuestras lenguas se buscan, nuestras bocas se devoran, ensalivándonos, mientras tu barba roza la piel de mi cara, convirtiendo ese beso en el morreo de mi vida.— ¿Vienes conmigo al agua? –me dices interrumpiendo ese beso y tu voz se me antoja aún más sexi que al teléfono

—Aun no me he puesto el bañador –vuelvo a parecer tonta pero los nervios de tenerte por fin cerca me pueden

—No lo necesitas para cumplir tu promesa... ¿Va a rajarse ahora mi putita? –me dices incitante

Y como respuesta a tu provocación, subo los brazos, tú sin pensártelo dos veces agarras mi camiseta y la subes, devorándome con la mirada. Te acercas y me abrazas para quitarme el sujetador, deshaciéndote de la prenda la tiras al suelo, me pegas tu pecho aun húmedo y me abrazas con fuerza.

Hemos tenido mil orgasmos juntos, me has oído correrme, te he oído hacerlo a ti, hemos compartido secretos, mil historias, sabes más de mí que nadie y es la primera vez que nuestras pieles se rozan, que siento tu calor, que oigo el latir acelerado de tu corazón al galope.

Un momento después la urgencia te hace apartarte ligeramente, para meter las manos entre ambos y desabrochar mis vaqueros cortos, que caen a mis pies, mientras te arqueas y tu boca busca mis pezones, tus labios los succionan, tu lengua los repasa mil veces, poniéndolos tan duros que duelen. Mientras tus manos agarran la cinturilla de mis braguitas y las bajas lentamente por mis muslos, bajando tú con ellas, terminando de rodillas ante mí en la arena, abrazado a mi cuerpo, besando mi pubis, mis muslos...mientras yo apoyada en tus muslos suspiro sintiendo tus labios, tu lengua, la humedad de tu saliva ahora en mis muslos, vuelves subir e intentas repasar mi rajita, llegar donde puedes, subes un pie a tus muslos, abriéndome así un poco más, para recorrer mejor mi coño y en dos minutos, allí en esa playa regalarme el primer de nuestros orgasmos juntos.

—He fantaseado tanto con el sabor de tu coño...y nada remotamente parecido a la realidad –dices poniéndote en pie de nuevo

Me quedo mirando embobaba el bulto que deja tirante tu bañador y te ríes antes de decirme.

—Si te muerdes así la boca y me miras de esa manera el paquete, esto no va a ser lo lento que me gustaría, o sea que no seas tan mala puta y contrólate

—No quiero controlarme, quiero ver tu polla, quiero tocarla, quiero sentirla... –te digo garrando el elástico y bajándote el bañador liberándola.

Volvemos a besarnos, me aferro a tu nuca, froto mi cuerpo con el tuyo como intentando trepar por el, tus manos aferran mi culo, pegándome más como si quisieras ayudarme a hacerlo.

—Mira como me tienes...como me pones... –balbuceas

—Vamos al agua, veras como tenía razón –te digo cogiéndote de la mano

El agua esta helada, pero tu pegas tu cuerpo al mío por detrás y el calor mitiga un poco el frio, tus dedos juegan con mis pezones duros, tu boca muerde mi hombro, tu lengua lame mi cuello, apoyo más la cabeza en tu pecho, la subo y bajas de nuevo a besarme, a chuparme... nos devorarnos... y termino girándome, el agua nos llega más de dos palmos por encima de la cintura, me aferro a tu cuello y subo las piernas enredándolas a tus caderas, tus manos me agarran del culo, no peso nada en el agua, que esta quieta, nos miramos, seguimos besándonos...meto una mano entre ambos y empujo tu polla entre los labios de mi sexo, muevo las caderas y noto tu balano, muerdes mis labios...otro movimiento y el capullo entra, los dos gemimos, chupo tu lengua, aprietas mi culo y clavas la mitad de tu ariete, gemimos, me aferro fuerte y un golpe más de tus caderas mandan tu polla al fondo de mi vagina.—Joder mala puta qué coño más caliente tienes...

Subo y bajo aferrada a tu cuello, con la ayuda de tus manos, de mis piernas en torno tus caderas. Tu polla me penetra, me llena, entra y sale, una y otra vez, mientras los dos nos retorcemos, gemimos, nos mordemos, nos chupamos, nos miramos, nos disfrutamos como si no hubiera mañana...rozo mis pezones con los suyos...

—Despacio, llevo toda la semana empalmado, duro, pensándote, recordando momentos, deseando esto y todo de ti...he soñado escuchando tus corridas con vivirlas, tanto tiempo que apenas puedo contenerlo amor

—No lo hagas, no te contengas, quiero tu leche, quiero que llenes mi coño de semen, como he soñado tantas veces amor

Y resbalé por su piel, mordí sus labios, apreté su polla y sus manos apretaron mi carne, me movió me pego más, se hundió hasta el fondo y bramó que se corría, el primer chorro calentó mi vagina y abrió la caja de los truenos y me corrí entre espasmos, ordeñando esa polla, vaciándola mientras nos corríamos como locos.

Cuando salió picaba por el agua salada y él se rio reconociendo lo que habíamos hablado entre risas, le escocia también la polla

—Pero hasta eso me da morbillo, me da placer

Y tras unas brazadas salimos a la orilla, nos tumbamos desnudos y dejamos que el agua lamiera nuestros cuerpos, mientras nos acariciábamos de nuevo. Minutos después estaba entre sus piernas, alternando mis lamidas a sus huevos, con lamidas a su polla, para terminar clavada en ese mástil de nuevo duro, cabalgando a orillas del mar, mientras este no dejaba de ir y venir arrullándonos, hasta que él me hizo rodar por la arena, para follarme como un poseso hasta correrse una vez más en mi coñito.

Acabamos exhaustos y tendidos en esa orilla desierta mientras los rayos del sol nos calentaban y secaban antes de volver a la casa, desnudos, de la mano.

Recuerdas cielo esos días en los que te aficionaste a follar en el mar, en la arena, en el pinar, en cada rincón de esa casita...donde por fin nuestros pedazos parecían encajar a la perfección a pesar de nuestros mundos imperfectos

Recuérdalo tu amor, porque no recuerdo si en verdad sucedió, aunque eso es lo de menos, porque contigo puedo soñar que paso y sin ti no quiero vivir otra realidad.

Un minuto