domingo, 23 de noviembre de 2025

En el ascensor

 No le conozco de nada, acaba de mudarse a mi edificio, pero cada vez que coincidimos en el ascensor, saltan chispas.

Entro en el portal y le veo en los buzones, un saludo fugaz y llega el ascensor, es la primera vez que subimos solos, ninguno de los dos habla, la tensión podría cortarse con un cuchillo...

Quien da el primer paso, quien cede el espacio que nos separa, quien pasa de las miradas cargadas de deseo a los hechos...?

No lo se, solo se que su boca me devora hambrienta y la mía solo es capaz de respirar su aliento.

Me abrazo a su cuello, sus manos me aferran del culo, me pega a su más que evidente erección, todo se borra de mi mente, salvo el calor que crece entre mis piernas, cuando de repente el ascensor se para, apenas nos da tiempo a separarnos cuando se abre la puerta...

-subes? -pregunta la vecina del tercero, mi piso.

El asiente, y yo salgo sin mirarle

-sube ahora lo llamo otra vez -vuelve a decir la señora, sin ser consciente de lo que estaba pasando en el pequeño habitáculo. 

Al día siguiente tras convencerme a mi misma, que no podía volver a pasar, volvemos a coincidir.

Esta vez apenas se cierra la puerta sé que él es inevitable, la humedad caliente de su boca, sus manos apretandome, el deseo a flor de piel...

Un muslo suyo entre mis piernas, la pared del ascensor a mi espalda y nos deborandonos con un hambre incontrolable. Mi mano busca el elástico del pantalón de su chándal, mientras la suya se cuela dentro de mis bragas, sus dedos empapandose en mi humedad y mi mano agarrando su polla dura y caliente.

Muerdo su cuello cuando sus dedos penetran en mi coño, dos entran y salen, con un ritmo endiablado, sin piedad, mientras el pulgar frota mi clítoris inflamado.

-No pares -gimo al borde del abismo

-No pienso hacerlo nena 

Y no paró, mi cuerpo tiembla con el orgasmo mas rápido de la historia, sin que mi mano deje de masturbarle y el suaviza, pero no para hasta conseguir el segundo al que arrastro conmigo... su corrida caliente y espesa humedece mi mano, mientras jadea en mi boca.

Aun mi la mano esta dentro de su pantalón cuando para el ascensor, la saco y salgo rápido,sin mirarle.

En las sucesivas ocasiones, no coincidimos a solas y casi parece que no ha sucedido nada entre nosotros, no cruzamos nada salvo un saludo frio y poco más. Hasta que una noche al subir de tirar la basura, allí está...

- No quiero que... empiezo a decir tratando de sonar convincente, cuando se cierran las puertas

-No quieres que te bese? -dices pasando la lengua por mis labios

-no quieres...que te toque? -dices metiendo la mano dentro de mi pantalón de chándal

-O quizás lo que no quieres es que no deje de hacer que te corras?

Casi asiento tras su última pregunta retórica, pero entonces me mira, susñ mirada es más oscura que la noche, cuando dice:

-Baja y saca mi polla, vas a ser buena o vas a fingir que no deseas esto, tanto como yo- y apretando con ambas manos en mis hombros me pone en cuclillas



Y que creéis que hice?

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