Voy caminando a tu lado y te observo... tu porte, tu semblante serio, tu andar seguro... A tu lado siempre me siento pequeña, tu ropa cara, tu estatura, todo juega en mi contra, o en mi beneficio?
Llegamos al restaurante, nuevamente esa sensación de que tú estás en tu pecera y yo fuera...
Me miras y se que me quieres enfrente, se que has elegido la mesa concienzudamente como haces con todo.
Nada más tomar posesión te levantas y vas al lavabo y yo vuelvo a observarte, todo el local es tuyo, tu sola presencia borra el resto y ese hecho sube la temperatura entre mis piernas. Aun furiosa por no haberme dicho que íbamos a salir y me habría arreglado, pero también se que disfrutas de nuestras dualidad y diferencias...
En tu ausencia llega el camarero y entre chitecillos y miraditas pide que quiero beber y lo trae, para seguir tirándome la caña...
Y entonces llegas, antes de sentarte lo fulminas con la mirada, pero el ni se entera y te pide...
- que le traigo... su hija ya ha pedido agua grande, quiere algo más?
Pides furioso un vino de los que yo clasificó de tres cifras, pero no haces ningún comentario. Hablas con mesura, como si no se la guardaras al camarero y no es hasta que traen la carta de postres que me pides que me siente a tu lado.
-abre las piernas, nena
Tu mano sube por mi muslo desnudo, tus dedos presionan mi braga pero pasan de largo, buscan el elástico y tiras, hasta dejarlas caer a mis tobillos.
Te agachas a recogerlas y aprovechas el movimiento para escupir en mi pubis.
-separa la silla
Cuando obedezco miro y veo que nadie puede ver que has subido mi falda y mi coño desnudo esta a tu disposición. Brilla con tu saliva y tus dedos se encargan de repartirla y facilitar cada intromisión de dos de tus dedos, que ya sin piedad entran y salen.
Me pone nerviosa y me avergüenza, a sabiendas que no pararas cuando venga el camarero, vas a dejarle claro a tu manera que no soy tu hija...
Y saber lo que me espera, junto con tus dedos expertos en mi coño, me llevan al primer orgasmo de la noche...
...
Continuará
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