Se sentó al borde, se inclino un poco y subiendo mi jersey saco ambos pechos y los sobó, no acariciaba, estrujaba, pellizcaba, tiraba...y yo nunca había estado tan cachonda.
Entonces me apartó y gemi una queja, ganandome otro azote en la cara, me hizo poner en pie, me llevó hacia la pared, pegó mi cara a las baldosas, agarró mis caderas y tiró, me bajo el pantalón junto con las bragas, justo por debajo del culo, se pego a mi, notaba su aliento en mi nuca, su erección en mi culo y mordió mi cuello...
- joder golfa, estás chorreando -dijo metiendo sus dedos en mi seco hambriento
Casi me corro con ese mordisco, esa penetración...
-espera, no puedes correrte aún
Añadió un segundo dedo, un tercero...mordía, entraba y salía...me temblaban las piernas, apenas podía contenerlo...
Saco sus dedos, tiro de mis caderas, su polla se deslizó entre los labios, presión...el glande...tiró, movió las caderas y susurro
-ahora mi zorra...córrete en mi polla
Y antes de acabar de pronunciar la a, mi cuerpo convulsiono con el puto mejor orgasmo de mi vida. Si no me agarrara con sus manos en las caderas y delante la pared, habría caído de bruces y no paró siguió penetrándome sin piedad, podía oír el chapoteo...
Entonces oímos ruido fuera, le miré y el entreabrio la puerta y para mi sorpresa la abrió del todo.
Afuera un hombre vestido de uniforme, era claramente un trabajador de allí. Podía notarse su ereccion bajo el tirante pantalón.
Mientras yo me hacia a la idea siguió follandome ante la oscura mirada del hombre que podía ver mi culo, su polla y mis tetas colgando...balanceándose con cada embestida, cada vez más brutal...
Otra vez estaba al límite, sus manos estrujaban mis tetas, su polla entraba y salía y el mirón se tocaba sobre el pantalón, mirando mis doloridas tetas.
-tocaselas -le dijo al tío
Y este poniendo un letrero de fuera de servicio atranco la puerta, se acerco y agarro mis tetas
Era más suave, no me gustaba ese hombre y eso me ponía aún más, el jadeo, empujo, jadeo y lleno mi coño de semen.
Cuando salió note escurrir por mis muslos, ambos miraron, el hombre se tocaba con furia y el me acerco
-vamos mi perra, ayúdale.
Sabía lo que esperaba, le desabroché el pantalón, le saqué la polla y empecé a mearsela, él no dejaba de amasar mis tetas, mi mano subía y bajaba, él azotaba mi culo. El hombre le miró a él, asintió y los dedos de ese desconocido llenaron mi coño, tres dedos rudos entraban y salían, el hombre jadeaba...y volví a correrme, momento en el que el lleno mi mano dejándola viscosa.
Apenas me tenía en pie y ese hombre me sentó en el lavabo, me abrió, se arrodillo y lamió su semen de mis manos, un muslo que había salpicado y finalmente deboró mi coño. Me hacía daño, lamia, mordisqueaba... volví a correrme en su boca...
Para mi sorpresa mientras el hombre se limpiaba, el me bajo, me puso de rodillas y detrás de mí en cuclillas y sin previo aviso note su polla en mi culo, presionó y empujo hasta meter el glande, yo apenas podía respirar y empujo hasta la mitad
-tranquila zorra, esta todo chorreando entraré
Y ante la atónita mirada de ese hombre que volvía mandársela y de un solo envite me penetró, ambos rugimos pero ni yo me aparte ni el dejo de follar mi culo hasta corrernos de nuevo.
El hombre se fue y nosotros nos limpiamos como pudimos, se recoloco la ropa y salimos de allí. Tenía que volver
No hubo palabras de amor ni para siempres, un solo beso, una sonrisa y la certeza de que lo que teníamos nosotros fuera lo que fuera era irrepetible y único entre nosotros, salvajemente unidos.